miércoles, 30 de diciembre de 2020
jueves, 24 de diciembre de 2020
viernes, 18 de diciembre de 2020
jueves, 10 de diciembre de 2020
ENEMIGOS DE LA SUPERACION
En
la búsqueda de la superación personal los principales enemigos se encuentran en
nuestro interior y se llaman ego, ansiedad y memoria…
No
es posible construir una sólida plataforma que desde nuestro presente nos
proyecte hacia un futuro deseado sin un ejercicio retrospectivo de nuestra
propia historia en el que debemos darnos la posibilidad de interpelar nuestro
propio relato.
Nuestro
EGO ensombrecerá la mirada disimulando la posibilidad de reconocer los propios
errores y desplazando artificialmente culpas hacia otros o hacia sucesos
externos de difícil cuestionamiento. Si no somos capaces de controlar este
efecto mediante el juicio crítico y desapasionado, nos inundará el
resentimiento.
La
ANSIEDAD impedirá que podamos hacer el análisis con la minuciosidad requerida
como para que el mismo se convierta en un verdadero “balance vital” sobre el
cual podamos visualizar nuestros verdaderos deseos y expectativas para el largo
plazo. Si no somos capaces de dominar nuestras ansiedades la presión
autogenerada del “lo quiero ya” vedará nuestra capacidad de reflexión y hará
que nuestros propósitos esenciales se diluyan, en el mejor de los casos, en
modestas metas de corto plazo carentes de sentido de propósito.
La
MEMORIA es una gran embustera… Representa apenas un recorte subjetivo de las
vivencias adquiridas que siempre son filtradas por el estado emocional de
nuestro presente. La verdad es que “creemos haber vivido” hechos que nos hemos
encargado de distorsionar convenientemente desde la perspectiva de nuestro
presente, lo que invariablemente nos brindará sensaciones erróneas que
condicionaran nuestra historia futura: la real, la que construiremos con
nuestras decisiones presentes.
No
podemos evitar la acción de estos “viejos compañeros”, pero hay que desarrollar
la claridad mental para reconocerlos, aceptarlos y no permitir que sus
influencias se conviertan en otra cosa que un marco referencial teñido de
cuestionables subjetividades que nunca podremos considerar absolutas. La duda
en sí misma no es mala: nos permite construir nuevas miradas.
viernes, 4 de diciembre de 2020
RESPONSABILIDAD
La verdadera
responsabilidad implica no solamente el hacer correcto, sino también el
esfuerzo reparador de nuestras incorrecciones (que inevitablemente se
producirán) y el compromiso irreductible que dicha reparación se convierta en
aprendizaje.
En este
sentido, la responsabilidad es algo ajeno a la culpa. La culpa, como
experiencia emocional que se siente al romper reglas culturales o de nuestro
grupo de pertenencia, genera una sensación de arrepentimiento, pero rara vez un
protagonismo del sujeto para la reparación y el sincero aprendizaje.
Esto es
natural, porque operan sobre ella los mecanismos de expiación que cada ser
humano tiene desarrollado para proteger su ego.
El sentido de
culpa es visceral, nos oprime y en un determinado momento nos impulsa a su
desplazamiento, es decir a buscar un factor externo sobre el que descargarla y
de esta manera sentirnos aliviados, paradójicamente, de esta manera terminamos
diluyendo nuestra responsabilidad.
No es malo
sentir culpa, por otra parte es algo natural que da cuenta de nuestra
consciencia sobre los hechos y el entorno, el problema es que, cuando la culpa
es lo que nos domina, inevitablemente se activarán nuestros mecanismos
expiatorios y si esta es nuestra respuesta permanente, nos convertiremos en
personas resentidas: en definitiva, es el mundo que nos rodea el que provoca
nuestros males y moviliza nuestros errores.
La culpa es la
respuesta tardía a nuestros comportamientos, la responsabilidad es una actitud
anticipatoria que antepone la reflexión a nuestros actos en la certeza que
somos protagonistas irrenunciables de ellos.