viernes, 20 de noviembre de 2020

Administración del Tiempo

 

ADMINISTRACION DEL TIEMPO

 

En la Grecia antigua existían dos conceptos distintos para referirse a la idea del tiempo (por supuesto asociados con distintas divinidades de su extenso panteón):

 

Cronos era el tiempo absoluto, el que marcaba inexorablemente el correr del Universo, inalterable e irreversible.

 

Kairos, en cambio, representaba “el momento donde ocurren las cosas importantes”, era un concepto discrecional, cualitativo que se asociaba con la voluntad humana y auxilia a los hombres en sus acciones.

 

Nadie puede vencer a Cronos, su poder es absoluto. No se puede volver atrás, ni alterar su curso. Pero siempre tenemos la posibilidad de dominar nuestros momentos excepcionales con la ayuda de Kairos, que no es otra cosa que nuestra disciplina y fuerza de voluntad para dotar de calidad el uso que hacemos de nuestro “bien más escaso”.

 

Una correcta administración del tiempo parte de un principio central para su efectividad que es un estado emocional sobre el sentido de contribución que nuestra tarea realiza a un fin mayor: cuando nuestra percepción de dicho sentido es negativa o tendemos a considerar nuestra labor de baja importancia para el resto, perdemos motivación y nos desconcentramos, nos inunda el tedio y se ralentiza nuestra mente.

 

En contrapartida, cuando nuestra contribución es percibida como algo valiosa, nos sentimos inundados de un renovado vigor y alcanzamos la mayor productividad de la que somos capaces.

 

Luego, hay un principio operativo central: la posibilidad de guiar nuestra acción con un genuino sentido de prioridad, entendiendo en todos los casos la real urgencia e importancia de las cosas por sus implicancias relacionales y su vinculación con los objetivos principales.

 

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